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30 sept 2013

Fiscal

Pasaba por un calle de la ciudad de Talca en Agosto pasado y de reojo, por un forado de un muro perimétrico, veo un enorme colegio, de aquellos fiscales, sigo caminando pero la fugaz imagen se trona atractora,  me detengo miro el reloj, sé que debo  resolver algo, pero pienso,  eso puede esperar, me devuelvo y la fotografía panorámica de aquel imponente colegio abandonado que sería tal vez la única toma que justificaría la detención se transforma en un completo recorrido por aquellos espacios fiscales en un stand bye obligado desde el terremoto de 2010. Un hombre , también sólo,  entra por el mismo forado,  de ojos azules y cansados, me ofrece su guía y compañía mientras me relata de los días de actividad escolar, eso activa la base  de sonidos  y visualidades  del edificio de colores fiscales como si estuviera vivo. Fernando Melo.


El abandono y el terremoto tienen su propia escritura. Están estos espacios profundamente habitados, repletos de señales gráficas de los que pasaron, ruidos de chiquillería ensordecidos ahora. Y no solamente la escritura es humana sino también de las fuerzas telúricas y la del propio tiempo dejando su huella. Las cosas nos sobreviven una vez más. Es una idea emotiva (hay una biografía de un grupo amplio de personas ligada a esos lugares con intensidades y ritmos diversos, con recuerdos buenos y malos, de construcción y de destrucción) y también indignante (porque la materia resiste o envejece de manera más lenta y se aferra de alguna manera al mundo de una forma envidiable). En una serie estética y conceptualmente coherente en la que todo se desata con el gesto inicial de invadir el espacio prohibido del pasado. Y me acuerdo de la bomba de neutrones que citábamos los niños durante la Guerra Fría, esa que presuntamente iban a tirar para aniquilar a los humanos respetando los edificios. Terminó la Guerra Fría pero la bomba cayó igual.
Elde Gelos (*). 
Este texto ,que me ha gustado mucho, fue escrito como un comentario a esta entrada del blog por Miguel Ángel Felipe Fidalgo ( Elde Gelos, Asturias ) quién es fotógrafo y periodista. Vive en Chile desde 1996. En 1998, junto a un grupo de fotógrafos, fundó la agencia IMA en Santiago de Chile. Docente de la Escuela de Fotografía Alpes, imparte regularmente cursos y talleres en varias universidades. Es también cofundador de Humo -junto al editor chileno Miguel Ángel Larrea-, una iniciativa para el desarrollo de proyectos fotográficos. En la actualidad trabaja como editor gráfico del periódico Las Últimas Noticias y dirige el sello independiente Ediciones La Visita.



















































3 comentarios:

  1. Elseñor De Las Moscas te mandaste un pasmiñazo por ahí...
    esta bueno el ejercicio, tiene esa sensación de "fail safe", como si hubiera caido una bomba atòmica por ahì y todo se desvaneció al instante, quedaron los papeles escritos, los columpios en vaivén, el viento sonando solo por los pasillos
    Hace 5 horas · Me gusta

    Fernando Melo Pardo Claro que me acordé de Pasmi en la foto de la ventana, pero estaba ahí tanto como Pasmi se las encontró, él da un giro y transformó (las ventanas) de Dichato en finas abstracciones cercanas a la Pintura y respetando el silencio de la ruina. Las ruinas coinciden la diferencia es la edición y el relato. La ruina es tan atractora como peligrosa en el cliché tipo zombie al que estamos acostumbrados pero esta incursión fue muy natural, ademas el lugar mantiene trazos de dignidad de los esfuerzos republicanos en arquitectura pública para establecimientos educacionales ( Fiscal ) de otros tiempos, cuando no todo se vendía, y como impulso de foto es de aquellos momentos cuando se esta sintonizado con la cámara.
    Hace 12 minutos · Editado · Me gusta · 1

    Nicolás Sáez la 4 y la 14...... están de lujo.... tu sabes Fernando son frontales y centrales... muy arquitectónicas... pero me mataron.....se siente el tiempo con una pátina actual.....como tu serie de la "Nueva Ruina"
    Hace 21 minutos · Me gusta

    Fernando Melo Pardo Gracias Nico, si frontales porque creo que hay escenarios que ameritan el respeto por su geometría, a nadie le gusta mirarse en un espejo donde te veras redondo o alargado y los espacios arquitectónicos de esta naturaleza deben entrar al sensor limpios, no es una decisión de tendencia es parte de algunas buenas mañas de la practica, creo. Y sí, juega con la Nueva Ruina como señalas.

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  2. El abandono y el terremoto tienen su propia escritura. Están estos espacios profundamente habitados, repletos de señales gráficas de los que pasaron, ruidos de chiquillería ensordecidos ahora. Y no solamente la escritura es humana sino también de las fuerzas telúricas y la del propio tiempo dejando su huella. Las cosas nos sobreviven una vez más. Es una idea emotiva (hay una biografía de un grupo amplio de personas ligada a esos lugares con intensidades y ritmos diversos, con recuerdos buenos y malos, de construcción y de destrucción) y también indignante (porque la materia resiste o envejece de manera más lenta y se aferra de alguna manera al mundo de una forma envidiable). En una serie estética y conceptualmente coherente en la que todo se desata con el gesto inicial de invadir el espacio prohibido del pasado. Y me acueredo de la bomba de neutrones que citabamos los niños durante la Guerra Fría, esa que presuntamente iban a tirar para aniquilar a los humanos respetando los edificios. Terminó la Guerra Fría pero la bomba cayó igual.

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